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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Costumbres navideñas del Cali Viejo

Hola, amig@s invisibles visitantes de este blogcito. Hoy vamos a recordar cómo se celebraba la navidad en el Cali de nuestros padres y abuelos.
En el Cali Viejo, la celebración de la navidad era un tiempo de fraternidad con la familia y los vecinos. La celebración se iniciaba oficialmente el 7 de diciembre con la noche de las velitas. En los antejardines de todas las casas, ricas y pobres, salíamos a encender velas de colores en honor a la Virgen María. De esta actividad participaba toda la familia.
A partir de ese día, las abuelas y mamás de cada casa, se dedicaban con amor y entusiasmo a preparar deliciosos manjares como el desamargado, la torta de pastores, las hojaldras, los buñuelos, las caspiroletas, el arroz de leche, el manjarblanco, el cortado y los borrachitos.
Mientras las mayores de las casas se dedicaban a practicar sus habilidades culinarias navideñas, l@s niñ@ y muchach@s iniciaban el juego de los aguinaldos que duraba hasta el 24. Eran muchos los aguinaldos que jugábamos: "Hablar y no contestar", "Palito en boca", "Estatua", "El sí y el no", "Mano atrás" y, entre las parejas de novios "el beso robado".
En cuanto a los manjares navideños, cada familia tenía su especialidad y desde el 16 de diciembre, día en que comienza la Novena del Niño Dios, viajaban de una casa a otra, bandejas humeantes con los deliciosos platos mencionados.
Después de la novena de cada día, venía la comilona entre aguinaldos, penitencias y risas de niñ@s y mayores.
Fuentes: Los libros sobre El Cali Viejo editados por la Cámara de Comercio y la memoria colectiva de much@s amig@s queridos.

jueves, 18 de febrero de 2010

Cali. Leyenda de Valeriano Lemos

Hola mi amada zoofamilia. Hoy otra vez voy a dar un salto de pulga y estoy segura que esta historia no les va a llamar la atención, por eso mismo, qué tal si se van a jugar al bosque mientras el lobo no está?
Bien, amigos. Estuvimos hablando con Carmen Adriana, una de las profes de Español de primaria, sobre leyendas urbanas de Cali Viejo. Le comenté que conocía una bastante miedosa y...¡Eureka! la conseguí para este blog, de puño y letra de un descendiente de Valeriano Lemos, el Ingeniero y Genealogista Emilio Escobar Gutiérrez, a quien agradezco mucho su colaboración.


LEYENDA DE VALERIANO LEMOS


"Natural del Cali de antaño, Valeriano Lemos Cáceres, hijo de Rafael Lemos Bedoya y Rafaela Cáceres, fue casado con Leonarda López Orejuela. Debió nacer por 1850, presunción basada en la posible época de nacimiento de su hijo, mi bisabuelo, Leonidas Lemos López, quien debió asomar a la vida por 1880 y murió en Cali el 22 de octubre de 1951.


Valeriano era un hombre de muy mal carácter, a pesar de haberse casado con una mujer piadosa y pacífica. En sus accesos de ira blasfemaba y maldecía a Dios y a todo lo que lo rodeaba y, ni siquiera la proximidad física de su residencia con el convento de los franciscanos, logró moldear su comportamiento. Vivía en una casa familiar muy antigua, como de 200 metros cuadrados, ubicada en la esquina de la calle 9a con carrera 4a que mis antepasados llamaban "el caserón", tal vez rememorando una propiedad que ocupaba, a principios del siglo XIX casi toda esa manzana, excelentemente enclavada en el centro de la Cali de antaño y que se fue seccionando cuando las tías tatarabuelas, al morir, cedían sus derechos de propiedad a sus confesores de la comunidad de San Francisco.


Siendo muy niño, escuchaba a mi abuela Graciela Lemos y a sus hermanas, dos de ellas aún residentes en aquel tiempo en el "caserón", Enriqueta y Leonor, relatar que una tarde tormentosa, muchos años antes, encontrándose Valeriano en una de las habitaciones que daba hacia la carrera 4a, después de un episodio de cólera y maldiciones, se sintió un gran estruendo y una densa humareda que atribuyeron a la caída de una centella que penetró por una de las ventanas e impactó en la pared opuesta dejando una clara marca con las iniciales "V L". Las familiares y amistades rezanderas del personaje de este relato y los habitantes del sector, atribuyeron este fenómeno a una "acción del diablo", dada la fama de blasfemo que se había ganado mi malgeniado antepasado. Dicen además quienes conocieron a Valeriano y su familia, que simultáneamente al estruendo de la centella, el techo de la casa se fue llenando de gatos negros, que nadie supo explicar de dónde habían salido, y que algunos daban por cierto que eran los demonios del infierno encarnados en felinos..."