El Zorro y la Garza van de Bodas por Doñana
Estaba una vez un zorro de Doñana pegándose un atracón de conejo, cuando de pronto se quedó engollipado, ¡jip!
Un hueso medio regular se le había atravesado en el gaznate, y por más fuerza que hacía para arrojarlo, ¡graj, graj!, no conseguía moverlo ni un milímetro. Se acercó a una charca a beber, ¡zlás, zlás, zlás!, pero nada. El hueso se había quedado fijo como una garrapata, y el zorro no consiguió más que hincharse la barriga con tanta agua.
Casi arrastrándose, se acercó a un gallinero de una casa de guardas. Nada más verle la cola, las gallinas se subieron al palo más alto. El zorro se dirigió al amo del corral y en tono lastimero le dijo:
-Hermoso gallo, ¿querrías hacerme un favor? -Como no sea despellejarte no cuentes conmigo- dijo el gallo-. ¿Es que crees que no me acuerdo, de cuántas damas de mi corral he visto perderse por ese gaznate?
El zorro se apartó del gallinero, pensando que tendría que cambiar de estratagema. Empezó a andar y vio una garza real en lo más alto de un alcornoque. Le dijo:
-¿Querrás creerte, amiga garza, que se me ha atravesado en el gaznate un pez hermosísimo? Si tú quisieras sacármelo con tu largo pico, sería para tí.
La garza, que acababa de llegar de un largo viaje, estaba muerta de hambre, y nada más oír la palabra "pez" se le puso el moño tieso. Agitó un poco sus alas y bajó planeando adonde estaba el zorro. Este abrió su boca todo lo que pudo, y la garza metió la cabeza..... Les ha gustado hasta ahora? Será que el zorro se comió la cabeza de la garza? En la próxima entrada lo sabremos.
Estaba una vez un zorro de Doñana pegándose un atracón de conejo, cuando de pronto se quedó engollipado, ¡jip!
Un hueso medio regular se le había atravesado en el gaznate, y por más fuerza que hacía para arrojarlo, ¡graj, graj!, no conseguía moverlo ni un milímetro. Se acercó a una charca a beber, ¡zlás, zlás, zlás!, pero nada. El hueso se había quedado fijo como una garrapata, y el zorro no consiguió más que hincharse la barriga con tanta agua.
Casi arrastrándose, se acercó a un gallinero de una casa de guardas. Nada más verle la cola, las gallinas se subieron al palo más alto. El zorro se dirigió al amo del corral y en tono lastimero le dijo:
-Hermoso gallo, ¿querrías hacerme un favor? -Como no sea despellejarte no cuentes conmigo- dijo el gallo-. ¿Es que crees que no me acuerdo, de cuántas damas de mi corral he visto perderse por ese gaznate?
El zorro se apartó del gallinero, pensando que tendría que cambiar de estratagema. Empezó a andar y vio una garza real en lo más alto de un alcornoque. Le dijo:
-¿Querrás creerte, amiga garza, que se me ha atravesado en el gaznate un pez hermosísimo? Si tú quisieras sacármelo con tu largo pico, sería para tí.
La garza, que acababa de llegar de un largo viaje, estaba muerta de hambre, y nada más oír la palabra "pez" se le puso el moño tieso. Agitó un poco sus alas y bajó planeando adonde estaba el zorro. Este abrió su boca todo lo que pudo, y la garza metió la cabeza..... Les ha gustado hasta ahora? Será que el zorro se comió la cabeza de la garza? En la próxima entrada lo sabremos.
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